Carta de Bienvenida
“Es sobre todo propia del hombre la búsqueda e investigación de la verdad” Cicerón" (De off., I, 4, 13)
La Facultad de Derecho, la más antigua de las veintiséis que integran la Universidad de Sevilla (1505), ha mantenido desde hace quinientos años su actividad como centro de estudio y enseñanza jurídica en Andalucía. Durante medio milenio, miles de alumnos y centenares de profesores han recibido o impartido docencia en sus respectivas sedes históricas de Santa María de Jesús en la Puerta de Jerez (1518-1771), muy cerca de donde nació Vicente Aleixandre en 1898, de la calle Laraña junto a la Anunciación (1771-1954), de la antigua Fábrica de Tabacos en la avenida del Cid (1954-2008) y, desde 2009, de la Pirotecnia en la Enramadilla. Fundada la Universidad Hispalense sobre la base de cátedras de Derecho romano (civil) y canónico y sobre la transmisión de los saberes jurídicos, como de hecho la misma Universidad en Bolonia a fines del siglo XI, su mismo origen y su ubicación en la Sevilla del siglo XVI, muy cerca del más importante puerto de Europa en aquellos tiempos, son contemporáneos de la hegemonía de la Ciudad en el mundo. Su trayectoria está enredada desde entonces a la capital de Andalucía y a Andalucía misma, a la que ha servido, como a España, y sobre la que ha ejercido influencia y potencia de vertebración desde el saber y la vocación de servicio.
Es esta la más antigua, la mayor y la más prestigiosa Facultad de Derecho andaluza y una de las más reconocidas internacionalmente del Sur de Europa, con más de 6000 estudiantes, once departamentos con sede en la Facultad y veintiocho que imparten docencia en sus aulas, y en la actualidad ofrece, junto al histórico grado en Derecho, el más antiguo de los que se imparten en la Universidad, un denso catálogo de grados, dobles grados, másteres y dobles másteres, incluyendo el doble grado en Derecho y ADE (o Economía) y el grado en Criminología, así como un millar de prácticas externas y un extenso Programa de Doctorado iniciado en 2014 en el que participan todos los años un nutrido elenco de juristas nacionales y extranjeros de prestigio internacional. De esta Facultad han salido Presidentes y Magistrados del Tribunal Constitucional, Magistrados del Tribunal Supremo, Audiencia Nacional, Tribunales Superiores de Justicia y Audiencias, Fiscales de todos los órdenes, Notarios, Registradores, Abogados del Estado, diplomáticos de carrera, altos funcionarios, empresarios, abogados y procuradores de primera fila, así como algunos de los Catedráticos de Derecho de mayor prestigio del país. Nombres como Ramón Carande, Manuel Giménez Fernández, Carlos García Oviedo, Alfonso de Cossío, Ignacio Lojendio Irure, Juan Jordano Barea, José Martínez Gijón, Jaime García Añoveros, Juan Antonio Carrillo Salcedo, José Luis Murga, Alberto Bernárdez Cantón, Manuel Ramón Alarcón o Manuel Olivencia, ya fallecidos (este último el primer día de este Año de nuestro Quinto Centenario, en una jornada que tiñó de luto tan reciente a nuestra Facultad y a toda la ciudad), en una lista que podría ampliarse con facilidad; o Manuel Clavero Arévalo, Miguel Rodríguez Piñero, Guillermo Jiménez Sánchez, Alfonso Pérez Moreno, Javier Lasarte, Antonio Gordillo, Fernando Pérez Royo, Antonio Ojeda Avilés, Francisco Muñoz Conde o Pedro Cruz Villalón, ya jubilados como Catedráticos en activo de
la Universidad española, entre otros, crearon escuela y convirtieron, al decir de muchos, a estecentro en la mejor Facultad de Derecho del país. La lista podría ampliarse hasta el infinito, con nombres tan distintos como los romanistas José Castillejo o Francisco de Pelsmaeker, representantes icónicos de esencias y modos de la Universidad de su tiempo. Maestros hoy como Bartolomé Clavero, Ángel López y López, Francisco López Menudo, Antonio E. Pérez Luño, Javier Pérez Royo o Miguel Polaino, por citar alfabéticamente solo a los Profesores Eméritos y/o Premios Fama actualmente del centro, simbolizan entre otros la continuidad de este magisterio tendido desde un pasado glorioso a un futuro esperanzado. Se trata de una Facultad que resultó históricamente trascendental en España como cogeneradora de la luego llamada Transición Política y de ella han salido un Presidente, Vicepresidentes y Ministros del Gobierno de España, así como todos los Presidentes de la Junta de Andalucía, Alcaldes de Sevilla (todos menos dos desde la restauración de la democracia) y otros municipios, Diputados nacionales y Parlamentarios autonómicos, Senadores y representantes políticos de todos los niveles. Entre los estudiantes del centro, además de tantos de los nombrados, pueden citarse, entre otros muchos, a Mateo Alemán, Pedro Sainz de Andino, Agustín Durán, Juan Donoso Cortés, Juan Bravo Murillo, Antonio Machado Álvarez, Francisco Rodríguez Marín, Gonzalo Bilbao, Juan Ramón Jiménez, José María Izquierdo, Rafael Laffón, Pedro Garfias, Luis Cernuda, Joaquín Romero Murube o Felipe González, por citar solo unos pocos ejemplos, algunos de los cuales fueron también profesores en la Facultad. Poetas, artistas, políticos, eruditos y/o juristas de referencia en nuestro país, que han contribuido a hacer de él un lugar mejor y, en todo caso, el lugar que es, con ese poder que el derecho (y lo a él conectado) tiene para informar la realidad: para configurarla.
Es esta una Facultad donde nada se regala y todo ha de ganarse. Como Decano del centro deseo a todos sus integrantes y especialmente a los estudiantes, en los que depositamos la esperanza de nuestro futuro, voluntad y entendimiento para afrontar los retos vitales que nos aguardan: los individuales que cada uno se fija en la vida o que esta impone, pero también los colectivos. Es mucho lo que esta extraordinaria Facultad ofrece, además de su docencia reglada: Ciclos anuales de Cine con mesas redondas, una espléndida Biblioteca que estamos obligados a defender y a cuidar, el Foro de la Facultad en que participan prestigiosos profesionales de la práctica jurídica, una Cátedra de Derecho Notarial y otra de Derecho Registral, Seminarios Permanentes como el del Centro de Derecho Comparado, que ha asociado su nombre al de la Universidad de Oxford, un Taller de oratoria jurídica o la primera Clínica Legal de Andalucía, así como el Programa de Doctorado en Derecho, que abre ahora su quinta edición, del que nos sentimos legítimamente orgullosos en el centro y en el mundo jurídico de la ciudad, como elemento vertebrador de la vida de la Facultad y como escaparate de lo que somos a nivel académico, por el que han transitado y seguirán haciéndolo los juristas más relevantes del panorama nacional e internacional, con apertura a todas las áreas jurídicas y líneas de investigación científica. Y, ante todo, deseo a los más jóvenes en su juventud lo que tendemos a haber aprendido quienes ya no lo somos en la madurez: vigor de vida para saber, con Cervantes1 , en la tradición del jurista y político romano Apio Claudio el Ciego2 , que es ante todo uno quien se forja su ventura y, con san Jerónimo3, que “como el principio, así es el final”.
Alfonso Castro
Decano
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1 Quijote, II, 66; Persiles, II, 12.
2 Sentencia transmitida por el Pseudo Salustio: faber et suae quisque fortunae.
3 Epist., 69, 9.